Debajo de los caracoles de sus cabellos yace una mente clara, consciente de su poder y su imagen, capaz de reconocerse en los negros, los mulatos, los indios y los blancos de su país. Detrás de la figura ya avejentada, de setenta años de edad, cincuenta de los cuales ha ido recorriendo el mundo, está uno de esos músicos irrepetibles, de calidad asombrosa, que combina el placer de crear músicas para el disfrute, y también para la reflexión. Alrededor de esa vida musical, tropicalista, está la marca más profunda que Brasil ha dejado en el mundo, junto con el fútbol: la melodía.
Es Caetano Veloso, hombre demasiado conocido en todo el mundo como para andar repitiendo hoy los logros de su vida, que son tantos y de tanta variedad. Ya se sabe lo suficiente sobre su juventud rebelde, expuesta a todas las corrientes artísticas de vanguardia; su viaje como exiliado a Londres, donde recibió acaso más influencias; su condición de devorador insaciable de textos y de ritmos; su momento de madurez, donde se da a conocer en todo el mundo y es reconocido por todos. En su lugar –en lugar de hablar sobre todas estas cosas que ya se saben–quisiera solo hacer una reflexión acerca de su trabajo.
Caetano lo que hace es acompañar la música con el pensamiento. Él introduce la crítica en su propio trabajo musical. El es un gran pensador de la cultura contemporánea. Si fuera cineasta sería Rocha –definiendo una estética, la del hambre–; si fuera poeta sería Oswald de Andrade –antropófago, enemigo de los preconceptos–; si fuera escritor sería Borges –inventando una tradición, en este caso musical, sobre una, ya existente, poderosa. Pero no es ninguno de ellos, ni es Jobim, ni Caymmi, ni Pixinguinha, ni Joao Gilberto. Es todos al mismo tiempo –pues de ellos tomó algo– y a la vez es otro totalmente distinto –dándole una dimensión totalmente personal, única, distintiva, a su trabajo. El trabajo conceptual de Caetano es profundamente complejo. Su música se basa en la combinación de voz y percusión. Su música está compuesta de sonidos –de sonidos construidos de una forma virtuosa– más que de canciones. Por supuesto, hay variedad en su obra. Él apunta siempre a diferentes blancos. Pero esos blancos, yuxtapuestos, crean una unidad, que resulta en el “estilo Caetano”… un estilo que, como he dicho, combima la música con el pensamiento.
Como pensador cultural, Caetano Veloso siempre agrada, agradece, celebra, contribuye, construye. Agrada porque su melodía es vigorosa y entretenida; agradece en los mil homenajes que suele hacer a sus ídolos –desde Cazuza hasta Michael Jackson, desde Chabuca Granda hasta Bob Dylan; celebra la naturaleza de su cultura –mezcla de aborigen, esclavo y blanco; contribuye en la mediación entre lo global y lo local; construye –como otros, muy pocos actores– una identidad cultural brasileña, que la sabemos, por su propio trabajo, felizmente fragmentada, orgullosamente irresuelta.
Este especial de Caetano Veloso consta de dos partes. En esta, primera, presentaré unos pocos temas del gran universo musical de Caetano. Los dos primeros segmentos son temas suyos, el último segmento son temas de algunos de sus héroes. Todos son temas interpretados por él. Mañana, en la segunda parte, presentare varios temas escritos por Caetano, e interpretados por otros. Es que, olvidaba mencionar, aunque eso también se sabe, que este hombre de setenta años, natural de Bahía, Brasil, es uno de los más influyentes músicos que hay.
Superbacana
Um Abracaco
Beleza pura (con Maria Gadu)
Rocks
Terra
Zera a Reza
Base de Guantánamo
Rock’n’Raul
Haiti (con Gilberto Gil)
Cinema Novo (con Gilberto Gil)
Help!
Jokerman
Tonada de la luna llena
Debaixo dos caracóis dos seus cabelos
Sozinho
Este programa se emite, en vivo, el MARTES 9 DE ABRIL, de 12:30 a 14:00 (17:30 – 19:00 GMT) por Distrito FM 102.9. ESTÁ DISPONIBLE LA TRANSMISIÓN EN VIVO VIA LIVE STREAMING. Se puede escuchar en este sitio web, también en diferido, y todos los programas anteriores. Imagen: del álbum Caetano Veloso, Abracaco.