Quehacer original y obra maestra del ser humano, a través de su evolución, el erotismo ha sabido ser representado y ha sido fermentado en todo cuanto hemos hecho: arte, música, cine, cuerpos en movimiento… El deseo ha sacado de nosotros lo mejor que podemos dar. El misterio que lo envuelve, sus múltiples posibilidades y sugestiones, su regir sobre el cerebro y el corazón nos hacen únicos, a los seres humanos sobre el resto de especies. El deseo y su misterio, sin embargo, están en peligro de extinción. La sobreexposición del sexo, a través de los medios masivos, las contorsiones sin gracia de fortachones y caderonas, cosas que abundan en la televisión, la aburrida y mil veces repetida estética pornográfica que ahora abunda en proporciones ridículas en la web, ese abaratamiento y esa degradación del erotismo hace que perdamos el deseo, nos sumerjamos en un delirio hipersexual, de machos alfa interesados solo en su testosterona y en su tamaño, de mujeres arruinadas por el botox y los implantes, y, de esa manera, nos perdamos en una incontenible ola de ruido y, paradojas de la situación, apatía.
El legado del catolicismo y la poca permisibilidad de nuestros padres y nuestros abuelos, nos han condenado, a varias generaciones, a crecer sin conocer ese misterio, sin conocer nuestros cuerpos, sin conocer nuestras mentes y enrollándonos permanentemente en algo que los humanos habíamos conquistado, a lo largo de los siglos, como bello y como la razón de ser de la vida.
La brutal explotación del sexismo, la estigmatización de las mujeres como meros y simples objetos, aptas solamente para la reproducción y la maternidad, ha enceguecido ese objeto de la vida, ha condenado a unos a la promiscuidad y al puñete, y a otras al silencio, a ser mortificadas y, ya lo hemos vistos por estos mismos días, asesinadas. Cosa grave vivir en una cultura que coloniza la violencia, glorifica el machismo y enaltece la obscenidad. El deseo, por si mismo, tiene –ya lo dijo Almodovar– sus propias leyes. Poner a prueba los sentidos, despojarse de las taras descritas más arriba, ganarle espacios a la imaginación, dejar que los momentos fluyan por si mismo, dejarse arrastrar por ellos, probar esa fruta prohibida, hacerlo todo por lo menos una vez y saber que la vida está hecha para el gozo del espíritu y, sí, como no, de la carne. Y que sobre todo, saber que hay ese misterio, hay esa indescriptible sensación de pertenencia –de pertenencia a si mismo y al otro– que, pasados días y a veces decenas de años, exhorta inequívocamente a la felicidad.
Este programa presenta algunas pocas canciones, de varios lugares y varias épocas, que confieren importancia al deseo, a la sensualidad, al erotismo y, por ende, a días felices.
Bob Dylan, I Want You Serge Gainsbourg, Sea Sex and Sun Marvin Gaye, Sexual Healing The Rolling Stones, Like a Thief in the Night Luis Alberto Spinetta, Sexo Antony and the Johnsons, Crazy in Love Zara McFarlane, Desire Hiromi, Temptation Chick Corea, Eddie Gómez, Paul Motian, They Say Fallng in Love is Wonderful Ricardo Marrero, Feel Like Makin’ Love Erykah Badu, Kiss Me on My Neck Madonna, I’d Rather Be Your Lover
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo este MARTES 28 DE MAYO, de 12:30 a 14:00 (hora de Ecuador); 17:30 a 19:00 (GMT); por Distrito FM 102.9 y en este mismo sitio web se puede escuchar en vivo, diferido, a cualquier hora después de su primera emisión, así como todos los programas anteriores. Imagen: Natassja Kinski, foto de Richard Avedon.