Escuche aquí: Capítulo 89: Quito
Nada tan bello como mi Quito: su cielo de un azul nunca antes visto, que se lo puede ver, si uno tiene suerte, sobre esa inmensa nube gris, casi negra, producida por los vapores malolientes que decenas de miles de buses emiten gracias al pésimo mantenimiento de esos vehículos, y la vista gorda de las autoridades de control.
Gentil es nuestro transporte público, que nos apretuja, y en tal apretuje nos saca del bolsillo la cartera. Y es bien organizado, tanto que pasa a la hora que quiere, pues la palabra horario no existe en el léxico quiteño.
¡Y su gente! Solidaria es el quiteño y la quiteña, que deja herido en la calle al que está muriendo, que trata a toda costa de pisotear al caído para llegar primero. Es, además, muy puntual. Gusta de explicar su ínfima demora por el tráfico, o –cayendo en cuenta lo tarde que anda– dice una blanca mentira, al contar que está “a tres cuadras” del punto señalado. Y qué decir de las clínicas y hospitales, llenos de gente que no pueden atender, y cuando algún afortunado logra internarse, soportar a las gallardas enfermeras, llenas de generosidad y carisma, y a los eminentes doctores que curan nuestras enfermedades a pesar de no contar con los medicamentos necesarios. Y en las escuelas y los colegios, los profesores saben de buen trato. Tanto, que se encariñan con los estudiantes para saciar sus traumas de la infancia y sus demonios mórbidos.
Así es Quito, lugar donde primero se dispara y luego se pregunta. Lugar donde nos da una pena inmensa que un centro cultural cierre las puertas cuando nos dio pereza ir y apoyarlo. Lugar donde mirarse a los ojos cuesta, donde dar un directo “si” o un directo “no” es imposible. Lugar donde caminar por la calle es una odisea de cacas y orines, de carros mal parqueados que invaden la vida. Ciudad universitaria, donde en sus esquinas yacen los estudiantes que han bebido un poco más de la cuenta. Ciudad panorámica, donde hermosas casas han sido reemplazadas por horribles edificios; donde los árboles están en peligro de extinción, y los parques están llenos de ventas y basura.
Y es aquí, sin embargo, donde las alegrías esconden las miserias. Donde están los amigos y las abuelas y las comidas que hacen las abuelas. Donde están las memorias de una infancia feliz. Donde están las calles que conoces. Tu ciudad. Donde la gente –una fracción, por lo menos– es curiosa y buena. Es aquí donde están los niños, y crecen, y te piden que te quedes con ellos, siempre.
Quito. ¿Cómo será el Quito de ellos? Solo de pensar me pongo un poco nervioso.
No queda otra opción, para mi, sino presentar esta serie de canciones –todas muy bellas– creadas aquí, o por gente de aquí, o sobre esta, la muy noble y muy leal ciudad.
- Soñando con Quito – Alex Alvear
- Sendas distintas – Margarita Laso
- Juyayay – El Taller de Música
- Las quiteñas – Enrique Echeverría
- El farrista quiteño – Luis Humberto Salgado
- Prelidio Suite Popular Moderna Hatary – Edgar Granda
- Lamparilla – Uberto Santacruz
- Vasija de Barro – Varios
- San Juanito futurista – Luis H. Salgado
- Quiteña ilusión (Homenaje a La Torera) – Leonardo Cárdenas
- Liturgia / Procesional – Diego Luzuriaga
- Oración para Joaquín y Sebastián – Nelson García
- Enloquecer – Bueyes de Madera
- Quito, Septiembre – Habana Abierta
- El principito es un guambra de la calle – Sal y Mileto
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emitirá el martes 5 de diciembre, desde las 18:30 hasta las 20:00 (GMT-5). Aquí se puede escuchar el programa en vivo desde este sitio web. Aquí se puede escuchar el programa en cualquier momento después de su emisión viva, y todos los programas anteriores. Imagen: obra de Estuardo Maldonado.