31 DE JULIO: EL SONIDO DE SEATTLE

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Los sonidos que provenían de Seattle estaban cargados del inconveniente de haber nacido. Como en la filosofía de Cioran y en la poesía de Artaud, en la música de Kurt Cobain –el más visible y espléndido de todo ese sonido– había escepticismo y había incertidumbre. Había también profunda decepción. Nosotros, jóvenes universitarios que apenas estábamos aprendiendo a ser adultos, éramos el principal target de Cobain y compañía. La música que provenía de Seattle, en aquel año de 1991, era joven, para jóvenes y se rebelaba naturalmente de todo lo antiguo, de todo lo estático. Nosotros vivíamos en un lugar de los Estados Unidos bastante sofisticado, donde la academia era ilustrada y donde –al contrario de casi todos los demás lugares de ese país– sí se sabía donde quedaba Seattle y se sabía que allí había una corriente musical importante, que allí habían unas bandas que decidieron levantar un poco más el volumen de sus amplificadores, y había unos autores a los que les importaban las cosas que decían.

Recuerdo todavía el verano de 1991, momento en que el álbum “Nevermind” de Nirvana tocó las puertas de los corazones de millones de jóvenes de todo el mundo. Gracias a “Nevermind” y a Nirvana, muy pronto otras bandas empezaron a ser conocidas, sobre todo Soundgarden, Alice in Chains y la extraordinaria Pearl Jam, cuyo líder y vocalista Eddie Vedder epitomizaba la gran desesperación juvenil de esos días. Y claro, muchos quisieron ser como aquellos nuevos héroes que cantaban esas cosas. Empezó la moda “Grunge” y de hecho, aquellas músicas que provenían de Seattle –lugar recóndito, ciudad segundona toda la vida– empezaron a ser catalogadas como “Grunge”. Mis colegas, contagiados, empezaron no solo a glorificar a las bandas, sino también a dejar la barba sin afeitar, dejar caer el pelo sobre los hombros, vestir bermudas color caqui, calzar botas de montaña, camisetas rotas y, sobre ellas, horribles camisas de cuadros. Empezaron también a no bañarse y a dejar sus uñas muy largas. A veces yo pensaba, en todo mi candor, que toda esta «revolución Grunge» era apenas una mera excusa para dejar de lado las costumbres de la higiene. Nunca vi mayor propósito en todo el movimiento cultural aquel.

Era un tiempo vertiginoso para nosotros los jóvenes. Era un tiempo hiper-controlado por el gobierno de Bush padre, eran los días siguientes de la primera Guerra del Golfo, era el tiempo de la mentira: “There will be no puppet regime…”. Rodney King desencadenaba las mayores protestas vistas en Los Ángeles, y por los pasillos de los dorms circulaba enorme apatía y corrían las drogas recreativas fuertes –la heroína sobre todo–. La banda sonora de ese tiempo era el “Grunge” de Seattle. Mi enamorada de entonces, también escéptica como yo de eso que nos tocó vivir, decía: «cada generación tiene los ídolos que merece. Nuestros padres tuvieron a Jimi Hendrix; nosotros tenemos a Courtney Love». Plop.

Hasta ahí, a pesar de todo, la cosa no era grave. Sin embargo resulta que al “Grunge” le duró bastante poco la independencia, la angustia vital, el gran inconveniente aquel de haber nacido y tener que soportar esta vida llena de heroína. Todo eso fue inmediatamente cazado por las disqueras comerciales, la televisión corporativa y todo empezó a derretirse. El mainstream empezó a llamarnos la “Generación X”, supuestamente porque éramos los hijos de los hippies y de Vietman, entre otras tonterías. La famosa “Generación X” se convirtió, en menos de lo que se puede decir “grunge” en “Generación Pepsi”. Muy pronto, tres años después, en 1994, Kurt Cobain se suicidó. El no quería vivir, estaba totalmente decepcionado de todo esto. Si hubiera podido decidir, el no hubiera querido nacer. Y con su muerte, otro icono contracultural desapareció. Ya lo demás no importaba tanto. Las otras bandas de Seattle se fueron apagando –salvo alguna excepción– y esa ciudad volvía rápidamente a ser segundona y remota.

La música que presento hoy narra lo que para mi fueron esos días. He redescubierto esta música hace poco, enterrada en ese baúl de la bodega donde están los discos que ya no se escuchan. He recordado la energía, el volumen alto, ensordecedor, he recordado con cierta nostalgia unos días en los que no quería pensar en mi país y en lo que yo soy. Incluso he decidido, hace pocas horas, que no es que esta música no me gustaba, sino que no la había escuchado bien. Gracias a Mayfe por la idea, por las sugerencias, y por todo lo demás.

Nirvana, ComeAs You Are
Stone Temple Pilots, Plush
Temple of the Dog, Say Hello to Heaven
Mother Love Bone, Crown of Thorns
Pearl Jam, Why Go
Pearl Jam, Jeremy
Soundgarden, Outshined
Soundgarden, Black Hole Sun
Mudhoney, Mudride
Nirvana, About a Girl
Robert Glasper, Smells Like Teen Spirit
Alice in Chains, Down in a Hole
Alice in Chains, Would
L7, One More Thing

Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo este MIÉRCOLES 31 DE JULIO, de 12:30 a 14:00 (hora de Ecuador); 17:30 a 19:00 (GMT); por Distrito FM 102.9 y en este mismo sitio web se puede escuchar en vivo, diferido, a cualquier hora después de su primera emisión, así como todos los programas anteriores. Imagen: Eddie Vedder por Danny Clinch.

Escuche aquí: El sonido de Seattle

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