“Clapton es Dios”. Eso decía el grafiti pintado a mano en Londres, en pleno centro, hacia fines de los años sesentas. Expresaba la pintura el descubrimiento del blusero blanco, de la conquista británica sobre la más impenetrable tradición afro-norteamericana; hacía valer la claridad del trovador y el virtuosismo del ejecutante. Era la reivindicación de que allí, en ese día del verano del amor al otro lado del mundo, había un hombre que, en efecto, estaba en estado de gracia.
Eric Clapton es ahora un hombre de 67 años. Pelo cano, barba a flor de piel, lentes estrechos sobre su rosto. Más que parecer un rockero, Clapton parece un profesor universitario, con su camisa bien abotonada y su blazer de regular corte. Los últimos 45 años ha hecho Blues muy potente, un poco de Pop –el mejor disponible durante fines de los ochenta–, Rock cristalino, elegante R & B con reminiscencias jazzeras, y un poco menos que decente Reggae –obsesión por las playas de Jamaica y por los productos que allí se distribuyen. Cada disco suyo ha dado que hablar, más para bien (sobre todo en los inicios de su vida) que para mal y para peor (como ahora, cuando a sacado un nuevo álbum desde ya mil veces cuestionado). Ha tocado más lo eléctrico, aunque su álbum acústico es el que más ventas le ha producido. Ha llenado estadios, lo mismo que tocado en pequeños clubes para un puñado de personas. “Slowhand” (manos lentas) le dicen. “Journeyman” (hombre de viajes) se cataloga.
El inicio fue ensordecedor y apoteósico. A los 18 años se unió a los Yardbirds, una influyente banda de Rock y Blues. A los 19 ya se estrenaba en el Albert Hall y un par de años después, sintiendo que debía aprender más, se unió al blusero John Mayall. Fue su última experiencia como colaborador. Desde allí, sería líder con Cream, desde 1966. La leyenda cuenta que por esos días, el beatle George Harrison tuvo una rabieta con los jefes del grupo, Lennon y McCartney, y decidió abandonar la agrupación. Lennon, exaltado como siempre, tenía la opinión que había que dejar ir a Harrison, y contratar a Eric Clapton como su reemplazo. Nunca ocurrió. George volvió y Clapton si que colaboró con los Beatles haciendo el extraordinario solo de guitarra de “While My Guitar Gently Weeps”. Desde allí, sus bandas fueron todas exitosas: Blind Faith, Derek and the Dominoes, y la suya propia, como solista.
El sonido de Clapton se ha inscrito siempre en la rendición total hacia el Blues. Clapton es, sobre todo, un guitarrista y cantante de Blues. Sus referencias están en el delta del Mississippi y sus ídolos son Robert Johnson, Robert Cray y B.B. King. Sin embargo, valoro en lo personal una reinvención del sonido del Rock y del Pop, por parte de Clapton, siempre basado en la esencia blusera de su música. Y me parece, y contrariando a la mayoría de la crítica, que fue el momento entre el final de la década de los ochenta, y los primeros años de los noventa, en donde esa innovación era palpable.
Está viejo Clapton, ya no toca igual que antes. Es verdad aquello, y por lo mismo, ahora es la hora de volver a escuchar esos momentos, brillantes, en que este hombre blanco, del interior de cuello azul del Reino Unido, ha tocado como si fuera un negro de betún, de Baton Rouge o Biloxi. Los temas que presentaré hoy son:
After Midnight (version 1987)
Wonderful Tonight
Pretending
Badge, con Cream
Hoochie Coochie Man
White Room
Bad Love
Layla, con Wynton Marsalis
While My Guitar Gently Weeps, con Paul McCartney y otros
Before You Accuse Me
Every Little Thing
Gotta Get Over
Crossroads, con Cream
Cocaine
Este programa se emite, en vivo, el MARTES 30 DE ABRIL DE 2013, de 12:30 a 14:00 por Distrito FM 102.9. ESTÁ DISPONIBLE LA TRANSMISIÓN EN VIVO VIA LIVE STREAMING. Se puede escuchar en este sitio web, también en diferido, a cualquier hora y todos los programas anteriores.