Revolución es una palabra que se pronuncia fácil y que es difícil de practicar. En este lado del mundo, la palabra Revolución se dice bastante: la Revolución Liberal, la Revolución Juliana, la Revolución Marcista, la Revolución Gloriosa, el Gobierno Revolucionario y Nacionalista de las Fuerzas Armadas y la Revolución Ciudadana. Y eso sin contar que el máximo líder del Ecuador del siglo veinte, José María Velasco Ibarra, demasiado conservador como para hacer una Revolución, dijo, como su ideario máximo, como sus palabras mayores: “¿Queréis Revolución? ¡Hacedla primero dentro de vuestras almas!”
Cuando salíamos de la adolescencia, mis politizados amigos y yo hicimos una lista de lo que sería “revolucionario” en este país. Eran largas noches, llenas de humo, conversación, música y cubas libres. Era 1989, y habría que esperar bastante para que algunas de esas cosas se cumplan –a la luz de una autoproclamada Revolución–, y habrá todavía que esperar más para que otras vean la luz –seguramente bajo la tutela de otra. Recito de memoria, pero algo de esto había en nuestras cabezas: –Que los poderes mediáticos privados sean señalados y que su poder abrumador sea puesto en crisis. –Que la vocación de explotación de los recursos naturales del Estado ecuatoriano sirva para reducir la pobreza y no para enriquecer a las 20 familias dueñas del Ecuador. –Que el matrimonio gay sea legalizado. –Que se elimine el transporte masivo privado en Quito, es decir, que el transporte colectivo sea regido por la administración pública. –Que la educación, sobre todo la superior, sea una prioridad del Estado, y que el presupuesto para ella no tenga límites. –Que la raza política imperante hasta ese momento sea sepultada sin clemencia. En eso soñábamos los chicos de 18 años cada Viernes en la casa de Talo.
Visto el tiempo transcurrido, es fácil ver que muchas de aquellas cosas que pensábamos quiméricas, incluso utópicas, han entrado, por lo menos, muy fuerte en la discusión de los ecuatorianos. Algunos incluso podrían decir que algunos de esos puntos, considerados “revolucionarios” en todo nuestro candor, han sido enfrentados y ejecutados. Otros, sinceramente, parecen estar todavía lejos de ocurrir. Y la mayoría, creo yo, están en un proceso tal, de que es muy temprano en la historia para determinar la distancia y la justeza. Y es que, como dijo Eduardo Galeano alguna vez, “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
La palabra Revolución ha venido acompañada de cosas de risa y de frustración: los himnos descomunales, la estética un poco angurrienta de proclamas y gritos, y sobre todo ha venido acompañada de impresentables detractores, que en toda su vergonzosa apariencia son una y otra vez castigados por la gente. La palabra Revolución ha dejado a muy pocos clamando por el retorno de otros días, en donde esa palabra era enterrada por dictaduras y encierros. La palabra Revolución, tan fácil de decir, y tan difícil de hacer, está todavía rondando por aquí, ocurriendo a veces, desapareciendo otras.
Estas, las canciones de hoy, son muy revolucionarias, o por lo menos tratan de aparentar serlo. Algo muy boga siempre.
Rodriguez, This is Not a Song, It’s an Outburst; or The Estabishment Blues
Gil Scott-Heron, The Revolution Will Not Be Televised
Isley Brothers, Fight The Power
Stevie Wonder, You Haven’t Donde Nothin’
Marvin Gaye, Inner City Blues (Make Me Wanna Holler)
The Rolling Stones, Gimme Shelter
David Byrne, The Revolution
Tracy Chapman, Talkin’ Bout a Revolution
Quantic presenta Flowering Inferno, Death of The Revolution
Jamaica All Stars, Revolution Rock
Richard Bona, Uprising Of Kindness
The Beatles, Revolution
Molotov, Gimme Tha Power
Mercedes Sosa, Cambia, todo cambia
Los Jaibas, Run-run se fue pal norte
Victor Jara, Canción de cuna para un niño vago
Rubén Blades, GDBD
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo este VIERNES 14 DE JUNIO, de 12:30 a 14:00 (hora de Ecuador); 17:30 a 19:00 (GMT); por Distrito FM 102.9 y en este mismo sitio web se puede escuchar en vivo, diferido, a cualquier hora después de su primera emisión, así como todos los programas anteriores. Imagen: ilustración de Omar Castillo Santiago.
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