La vida está sometida a la cacofonía. Y lo que es más: a la peor de las cacofonías. La cacofonía visual –por ejemplo– que el simple transeúnte debe sufrir al caminar por cualquiera de las calles de la ciudad es infartante. Letreros acomodados como sea, anuncios de pésimas tipografías colocados en el espacio público, vallas publicitarias agresivas, tallarines de cables colgados por todas partes, y un largo etcétera, conforman nuestra experiencia vital. Súmele usted a eso la contaminación auditiva. Camiones y buses que pasan raudos por la avenida, motociclistas que no han calibrado sus escapes, autos, miles y miles de autos, y aquellas desaprensivas e inefables camionetas que vocean con amplificadores de última tecnología y dolorosas voces de tarro la compra de refrigeradoras viejas y chatarra. El mal oír. El mal ver. El mal vivir.
El término cacofonía está definido por la dictadura de la Academia de la Lengua como “la disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra”. Cacofónica es, sin embargo, también una actitud, y esta no está solo restringida a los embates y menesteres de la palabra, si no también a todo lo que nos rodea: la vista, el olfato, el gusto. Por ejemplo, la disonancia, el griterío, el “ven para mearte, insecto hijueputa”, la poca armonía demostrada por decenas y tal vez centenas de gobernantes en todos los niveles que hemos tenido que soportar, a lo largo de la historia, los ecuatorianos; el ruido, la poca sindéresis, la ridícula idiosincrasia del empleado privado y del empleado público; el bombardeo de colores y sonidos, de bailes y de chistes subidos de tono, de cuerpos “tuneados” y rostros llenos de botox que nos ofrece a diario el vomitivo menú de la televisión; la “albarda sobre albarda” del menú gastronómico cotidiano: papas con arroz y fideos; todas son actitudes y formas de vida cacofónicas, y acaso más que eso, ensordecedoras.
¿Hay cacofonías buenas? ¿Dentro de la disonancia podemos encontrar sentido? Tengo la impresión que sí. He buscado, dentro de la tradición musical latinoamericana, temas musicales que, siendo o poseyendo una actitud cacofónica, cobren alguna lógica. Unos pocos temas incluidos en este programa lo logran. Otros temas que seleccioné, sin ser estrictamente cacofónicos, intentan jugar con la “inarmonía”, con la “disonancia”, y finalmente, otras, juegan con el lenguaje de formas lúdicas, aplican repeticiones permanentes en palabras y los sonidos, en fin, retan la lógica de la “canción” y de la “armonía”. Ponen una severo signo de interrogación, siempre con un poco de humor, a lo que es armónico, a lo que es “gramaticalmente correcto”.
Tom Zé, Defeito 14: Xiquexique
Caetano Veloso, Parabens
Leo Masliah, No te recuerdo ya
Café Tacuba, Chilanga Banda
Gilberto Gil & Caetano Veloso Rap Popcreto
Jorge Ben, Ponta de lança africano (Umbabarauma)
León Gieco, Ojo con los Orozco
Cristina Branco, Construção
Daniel Viglietti, Esdrújulo
Gema y Pavel, La lengua
Cachao, Trombón Criollo
Tito Puente & His Orchestra, Babarabatiri
Los Hombres Calientes & Issac Delgado, Foforo Fo Firi
Ricardo Ray & Bobby Cruz, Lo atara la araché
Rubén Blades, El tartamudo
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo este MARTES 12 DE AGOSTO, de 12:30 a 14:00 (hora de Ecuador); 17:30 a 19:00 (GMT); por Distrito FM 102.9 y en este mismo sitio web se puede escuchar en vivo, diferido, a cualquier hora después de su primera emisión, así como todos los programas anteriores. Imagen: “Los avisos, anuncios y letreros de la Avenida Amazonas en 1977″, por Cristobal “Pecas” Corral.