Migrar. Partir a otro lugar. Ser extranjero. Ser ese hombre extraño que no conoce las direcciones, a veces ni el idioma.
Son cosas cada vez más comunes en un mundo cuyos patrones económicos dieron mucho a algunos y muy poco a demasiados. Es un tiempo de movilidad humana, y la gran desgracia de la vida es que la intolerancia del poder, la codicia del capital, la de las llamadas “democracias liberales” ha prohibido esa movilidad, la ha penalizado, ha hecho del inmigrante un delincuente, del extranjero un desventurado. El poder ha hecho del extranjero un ser al que debemos despreciar. La educación que recibimos, llena de complejos, elude la inclusión. El diferente es extraño. El extraño es sospechoso. El sospechoso ha de ser evitado.
Las sociedades con más miedo suelen ser las que peor tratan a los extranjeros. Los Estados Unidos, por ejemplo, país que vive en incesante pánico, traiciona a su propia identidad de haberse formado por inmigrantes y de depender de su grandeza en la diversidad.
Ecuador, otro ejemplo de una sociedad traumatizada y acomplejada, sociedad conservadora en donde la burguesía mestiza aliena todo aquello que cree que le es ajeno: negros, mujeres, gays, indígenas, extranjeros. ¿Tiene acento colombiano?: “ha de ser ladrón”. ¿Tiene acento gringo?: “ha de ser tontito”. ¿Viene por mi vereda un palestino o pakistaní?: mejor me paso a la otra vereda. ¿Es cubano? Viene a timarnos. Nuestra ignorancia es un peso demasiado grande. Nuestros complejos no tienen límites.
Eso se agrava cuando, nosotros mismos, millones de nosotros, nos vimos obligados a migrar para salvar el pellejo de nuestras familias. Para luchar un algún otro lugar donde la cosa ande mejor. En España, o Italia, o a donde fuimos, nos recibieron a los palos. Nos dieron los trabajos que nadie más quería hacer. Por esas razones, y porque la vida da vueltas, creo que lo mejor que podemos hacer los ecuatorianos –ahora en una situación mejor– es recibir a quienes vienen a estas tierras –incluso si son españoles o italianos– de otra manera: sabiendo que ellos vienen a salvar el pellejo de sus familias y, por eso, merecen nuestro respeto y nuestra amistad, siempre.
Estas son canciones de la diáspora, de la migración, de ser extranjero, del viaje y el arribo, de la querencia y la nueva vida.
Coto Pincheira, A Chileno in Havana
Dafnis Prieto, Tumba francesa
Felipe Cabrera, Llegada a New York
Daniel Amat, Lejanía
Síntesis y Silvio Ródriguez, El hombre extraño
Roy Brown, Boricua en la Luna
Paquito D’Rivera, Recodando a Papá
Jerry González y The Fort Apache Band, The Lucy Theme
Pancho Amat, Un bongosero en Nueva Orleans
The Latin Jazz Coalition, Todos Vuelven
David Byrne, Carnival Eyes
Jimmy Bosch, Crisis de identidad
Alex Alvear y Mango Blue, Décimas de mi tierra
Alex Alvear y Mango Blue, Amor y energía
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo este MARTES 3 DE DICIEMBRE, de 12:30 a 14:00 (hora de Ecuador); 17:30 a 19:00 (GMT); por Distrito FM 102.9 y en este mismo sitio web se puede escuchar en vivo, diferido, a cualquier hora después de su primera emisión, así como todos los programas anteriores. Imagen: Migrante en Australia. Foto: Joe Klamar.
Que buenos temas de Alex Alvear! Quiero su disco.
Acabo de leer un post tuyo bastante parecido.
Qué pena que esto ocurra.
Yo he colgado en mi espacio hace unas semanas un poema llamado «Tú País» donde por el contrario, pienso lo duro que es dejarlo todo atrás.
Me gusta tu espacio.
Un abrazo⚘
Gracias por los comentarios. Efectivamente, muchas ideas se repiten, otras cambian. Suelo pedir prestado cosas de muchos, incluso de mi mismo.