Como ocurrió con el Tango en la década de los treinta y con el Mambo en la década de los cincuenta, durante una buena parte de los setentas, los géneros musicales conocidos como “Salsa” tuvieron un impacto mundial. El “Boom de la Salsa” convirtió a varias de las estrellas de la música latina proveniente de Nueva York en personajes populares alrededor de toda América Latina y en algunos otros lugares del mundo. Grabados por el sello Fania, los salseros como Celia Cruz, Willie Colón, Cheo Feliciano, Rubén Blades, Ismael Rivera, Pete “El Conde” Rodríguez, Héctor La Voe, entre muchos otros, crearon temas musicales que irrumpieron con enormidad, sobre todo en Centroamérica, Venezuela, Colombia, Perú y en algunas partes de Ecuador –en la costa, sobre todo.
El “Boom de la Salsa” ha sido notablemente recreado en infinidad de programas de TV y radio; las canciones de Héctor La Voe han estado “hasta en la sopa” durante todos estos años, y seguramente continuarán allí. Muy poco se ha escuchado, sin embargo, de lo que pasó antes del “Boom” y lo que ha pasado después.
Los ejectivos de Fania Records –especialmente Jerry Masucci, creador de la disquera– se encargaron de matar a la gallina de los huevos de oro. A nivel humano, Masucci literalmente llevó al hambre a sus estrellas. Les pagaba muy mal, les otorgaba contratos explotadores y abusaba de su imagen y talento. A nivel musical, Masucci –junto con Johnny Pacheco, el idealizador musical de la disquera– quiso que sus muchachos imiten a las estrellas afroamericanas y a las estrellas de Rock. La música de Fania se volvió edulcorada. La fusión estaba hecha al apuro y no salía del corazón. Era un mestizaje fraudulento. Los aficionados a la Salsa se pasaron al Merengue y a otros rítmos quisqueyanos, atraídos por las nuevas estrellas de Santo Domingo: Johnny Ventura, Wilfrido Várgas, Las Chicas del Can, y posteriormente, Juan Luis Guerra. Y junto al Merengue apareció, para disgusto de quienes apreciaban los sonidos poderosos del montuno y el guaguancó, la Salsa erótica.
Ambos fueron fenómenos pasajeros. En menos de diez años, en 1990, no quedaba ni un solo salsero erótico, y del Merengue solo continuó, y con enorme calidad, Juan Luis Guerra. Los sonidos auténticamente cubanos volverían a tener éxito, pero ya con otros formatos, como por ejemplo el del Buena Vista Social Club, una banda de experimentados soneros olvidados en su natal Cuba, y con el denominado Jazz latino.
En este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA vamos a escuchar varias músicas que se hicieron en el momento en el que el “Boom de la Salsa” terminaba. He escogido algunos temas de Merengue –incluso un par de músicas merengueras llevadas al Jazz– porque me parece que aquel género no necesariamente ha sido comprendido en toda su complejidad, seguramente por la muy pobre puesta en escena de muchos merengueros de los ochentas. Y hay también, claro, bastante Salsa. Esta es la lista:
Mario Rivera, Frank’s Tune
Michel Camilo, Why Not?
Los Van Van, Recaditos No
Adalberto Álvarez y su Son, Amor en tiempo de merengue
Willie Colón, Me voy
Juan Luis Guerra, Las avispas
Juan Luis Guerra, Lola’s Mambo
Willie Colón y Rubén Blades, Ligia Elena (Versión merengue)
Willie Colón y Rubén Blades, Yo puedo vivir del amor
Yordano, Manantial de corazón
Andy Montañez, Me gusta
El Gran Combo, Años
Sonora Ponceña, Espuma y arena
Los Van Van, Este amor que se muere
Manolín, el médico de la Salsa, Una aventura loca
Issac Delgado, No me mires a los ojos
Los hombres calientes, Timba Clave con Batá
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo desde los estudios de la Radio Pública de Quito, en 102.9 FM desde las 9 hasta las 11 am (14 a 16 GMT) y AQUÍ se puede escuchar en vivo, en diferido y además todos los programas anteriores, cada uno con su tema particular.