La historia de Sixto Díaz Rodríguez (foto) se instala ya como una de las más bizarras en los anales de la música occidental. Nacido en la ciudad industrial de Detroit, en Estados Unidos, hijo de padres mexicanos inmigrantes, Rodríguez lanzó un par de álbumes a fines de la década de los sesentas. Inscripto en la tradición del Folk-Rock en boga en esos momentos, cronista de la ciudad conflictiva y el ambiente sórdido de sus alrededores, Rodríguez se hacía llamar Rod Riguez. Su fracaso fue estrepitoso. Las críticas no eran positivas y nadie parecía estar interesado en comprar sus discos. Su compañía disquera lo despidió. Rod Riguez se retiró de la música y empezó a trabajar en otras cosas. No sabía que, al otro lado del mundo, en Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda sus discos se vendían, y sobre todo se radiodifundían. Hacia 1975, Rod Riguez era un músico de culto en esos lejanos parajes. Alrededor de su figura, en Sudáfrica, se tejían todas las leyendas: que se había suicidado, que se había hecho cura, que estaba refundido en el uso y abuso de las substancias sicotrópicas…
Dos de sus fans sudafricanos viajaron a los Estados Unidos a encontrarlo. Allí lo hallaron, ignorante de su estatus de superestrella en los lugares más improbables. Viajó allá; dio giras impresionantes, sacó nuevos álbumes, rompió récords y tal vez por eso fue que después fuera reconocido en su país, a la vuelta de muchos años. Este año apareció, en el Festival de Cine de Sundance, un documental cinematográfico sobre él, «Searching for Sugarman», que la Corporación Cinememoria haría muy bien en traer para su festival de cine que organiza todos los años.
El material del que están hechos los ídolos de culto es maleable y extraño. A veces son muy desconocidos excepto por un puñado de seguidores que dan la vida por ellos. A veces son tremendamente populares por causas accidentales: su muerte, por ejemplo. Esa muerte que les encontró siempre temprano, siempre injusta. Alrededor de ellos se cuentan innumerables leyendas urbanas, cosas que están por aclararse y que pertenecen al folklore propio de nuestros tiempos. Los héroes de culto están allí, para ser adorados.
Hoy voy a presentar una serie de artistas que podrían ser considerados de culto, por muchas y diferentes razones. Es solo una pequeña, minúscula muestra de lo existente en tantos lugares. Para hoy escogí a Eduardo Mateo de Uruguay, Tanguito de Argentina, Tom Zé de Sao Paulo y el propio Juan Carlos González, uno de los más talentosos compositores ecuatorianos, que ha pasado demasiado tiempo en el anonimato. También están una serie de grandes estrellas de culto de Estados Unidos. Uno de ellos, Neil Young, guitarrista, compositor, cantante, leyenda, nos da pistas, con un tema más grande que un mamut, “Driftin’ Back”, del posible material del que están hechos esos ídolos: idiosincrasia. Esta es la lista de temas que presentaré hoy:
Eduardo Mateo, Yulelé
Eduardo Mateo, Porqué
Eduardo Mateo, La Chola
Tanguito, Amor de primavera
Tanguito, El despertar de un refugio atómico
Juan Carlos González, Abiertamente
Tom Zé, So (Solidão)
Tom Zé, São São Paulo
Tom Zé, Peixe Viva
Camarón de la Isla, La Leyenda del Tiempo
Rod Riguez, Lifestyles – Sandrevan Lullaby
Rod Riguez, Sugar Man
Rod Riguez, Like Janis
The Ramones, I Wanna Be Sedated
Frank Zappa, Valley Girl
The Grateful Dead, Brokedown Palace
Neil Young, Driftin’ Back
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite este Viernes 9 de Noviembre, de 9 a 11 am (14 a 16 GMT) por la Radio Pública de Quito. Se puede escuchar el programa, en vivo, vía Live Streaming AQUÍ. Y AQUÍ se puede escuchar el programa en diferido, y todos los programas anteriores.