Es indignante volver a tener que enterarse del más reciente capítulo –sin duda no será el último– del conflicto entre Israel y Palestina. Repulsan también las cuasi-pornográficas fotos que aparecen en las redes sociales de Internet, y que simplifican un conflicto que lleva centurias y que es como un complicado poliedro de causas y efectos. Irrita –debería irritar a cualquiera que piense en la justicia– saber lo poco que queda de Palestina, cómo a lo largo de estos años ha ido perdiendo territorio, recursos, población, dignidad. Ha sido humillada y ultrajada. Israel, prepotente y aupado por sus acólitos del Departamento de Estado de Estados Unidos, lanza cohetes. De cada 10 muertos por esos cohetes, 3 son niños. La condena es universal –excepto en el caso de la Policia Universal Norteamericana, que alegremente pide “negociación” y acusa a las bombas caseras de Hamas, que caen en territorios que deberían ser palestinos. Los europeos, que tienen las manos sucias desde hace muchos años, apenas sueltan una tibia queja, y secretamente ríen a carcajadas de la tragedia palestina. ¿No es cierto, Señora Merkel?
Por supuesto, Hamas no es ni representa al Mundo Arabe. Ni el gobierno de Israel representa a los judíos. Ambas son culturas milenarias, de las más antiguas y generosas que ha dado la humanidad. El odio y el resentimiento son invenciones políticas y religiosas, y ni siquiera están impregnados en la mayoría de árabes o judíos, sino en una reducida minoría.
Es utópico, ingenuo y hasta ridículo pensar en que los seres humanos podemos llevar este mundo por la senda del amor y la buena voluntad. Aquello de la “paz en el mundo” es algo que ni siquiera es aceptable en las respuestas que dan las candidatas a Reina de Quito o en las canciones de Piero. Los conflictos son parte del carácter humano tanto como la resolución de los conflictos. Lo que hay es gente de carne y hueso que necesita comer, respirar y vivir con unos derechos básicos. Eso se debe proveer a los palestinos, y también a los ecuatorianos o salvadoreños o a cualquiera que viva en el mundo que nos tocó vivir.
Mi programa de hoy es un homenaje de mi parte al mundo árabe y al mundo judío. La música de ambas culturas es penetrante y hermosa. Cada una de estas culturas nos ha dado cosas invalorables. He seleccionado varios temas de judíos errantes y árabes errantes y de judíos que hacen música árabe, y árabes que hacen músicas judías… y viceversa, tal vez. Hacia el final del programa presentaré varios temas del genial John Zorn, judío de Nueva York, que con su visión amplia y virtuosa parece decir en música lo que torpemente trato de decir aquí. Esta es la lista de hoy:
Abdullah Ibrahim, Imam
Avishai Cohen, El Hatzipor
Avishai Cohen, Halah
Cheb Mami, Rani Maak El Youm
Natacha Atlas, et al, Habibe
Orchestre National de Barbes, Denya
Fima Ephron, Hasidic Folk Song
Tomate y Joseph Pons, Canción turca
Teema, Sabah El Hob
Khaled, Sahra
Khaled, Trigue Lycée
Ibrahim Maalouf, Beirut
John Zorn, Arab and Jew
John Zorn, Zippur
John Zorn, Jerusalem
John Zorn, Persepolis
John Zorn, Back to Bokhara
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite este Miercoles 5 de diciembre, de 9 a 11 am (14 a 16 GMT) por la Radio Pública de Quito. Se puede escuchar el programa, en vivo, vía Live Streaming AQUÍ. Y AQUÍ se puede escuchar el programa en diferido, y todos los programas anteriores. Imagen: Raphael Perez, «Naive Image of Gay Couple Jew and Arab Hugging and Kissing».