La última mentira es, también, la más dolorosa porque es la que provoca el fin. Es la que desencadena lo inevitable. La que nos choca de bruces, de una vez por todas, con la realidad. Es la mentira final, es el colofón de un largo camino, sinuoso, espinoso, degradante. Es también, sin embargo, el acto que aproxima a nuestra redención. Es el espaldarazo final hacia un mejor día. Es –dentro de toda la desgracia– la que catapulta el punto final, la ruptura y una nueva vida.
En estos veinte años, tres presidentes tuvo este país que dijeron una mentira demás. La sucesión de estas causó enormes traumas nacionales, cientos de miles de tragedias privadas. Otros jefes del poder también han dicho mentiras, y algunos alcanzaron a decir su última mentira intocados. Pero a esos tres, Abdalá Bucaram Ortiz, Jamil Mahuad Witt y Lucio Gutierrez Borbua, la última mentira coincidió con su último día. Fueron tan graves las mentiras anteriores, que la última, en realidad, solo fue dicha cuando subían al avión que les permitió fugarse de la justicia. Ya su suerte estaba echada. Y también, con ellos, la suerte de millones de ecuatorianos que maldecían el doloroso destino que les había tocado vivir. Doy este ejemplo porque los ejemplos privados están, casi casi, en todos nosotros. Los sabemos de memoria. En cambio, el horror de esos tres individuos corre el riesgo de olvidarse, dada la frágil memoria política de este país, que alguien dijo duraba solo 17 días y sus noches.
Hemos pensado, en el programa de ayer –llamado “La primera mentira”– que los engaños, las tretas y las argucias nos rodean a todos, en todas las horas y en todos los lugares. Decíamos que la primera mentira es la más dolorosa porque es la que rompe con toda la confianza. Que es la que impide, en lo posterior, mirarse a los ojos. Volver a la plenitud de la intimidad. Decíamos que las palabras “lo siento”, que las disculpas, a veces no son suficientes. Ahora pienso que, frente a este estado de cosas, frente a este exceso de mentiras, deberíamos cultivar en nosotros una condición adicional: poder detectar esa primera mentira, y convertirla en la última. No dar segundas oportunidades. Evitar la sucesión de más mentiras. No provocar a la paciencia. Y, sobre todas las cosas del mundo, encima de todas las consideraciones, de todas las necesidades afectivas o de la carne, de todos los pensamientos filosóficos o políticos, de todas las condiciones de la vida, de la salud y de la enfermedad: no mentir. Nunca.
Las canciones de hoy hablan de esa última mentira que se convierte en explosión, en ruptura, en separación, en tomar las riendas de la propia vida.
Jethro Tull, It’s Breaking Me Up
The Smiths, I Know It`s Over
Morrissey, Sorry Doesn`t Help
Eric Clapton, Promises
Wee Willie Walker, I Ain’t Gonna Cheat On You No More
Los Pettinellis, Niña (No se va a saber)
Paolo Fresu, Angustia
Stanley Turrentine, Ciao Ciao
Robert Glasper & MeShell Ndegeocello, The Consequiences of Jealousy
Youssou N’Dour, No More
Annie Lennox, Why?
Bob Dylan, Standing in The Doorway
Leonard Cohen, Darkness
D’Angelo, Sit, Damn, Motherfucker
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emite en vivo este MIÉRCOLES 25 DE SEPTIEMBRE, de 12:30 a 14:00 (hora de Ecuador); 17:30 a 19:00 (GMT); por Distrito FM 102.9 y en este mismo sitio web se puede escuchar en vivo, diferido, a cualquier hora después de su primera emisión, así como todos los programas anteriores. Imagen: “La separación” Edvard Munch, 1896.