Allí fui, detrás de mi compañera, que era de allí. Tenía veintipocos, el mundo era nuevo. Parecía que no importarían las fronteras, ni los idiomas, ni cuan diferente sería la vida. Solo el amor engendra la maravilla, pensaba. La ciudad parecía una colección de casas de muñecas. Era septiembre y el sol brillaba, y los parques estaban llenos, y las calles repletas de gente. Pronto el sol se convirtió en viento, y el viento en lluvia y la lluvia en nieve. No era esa nieve hermosa, acolchonada, apta para el juego o la novedad. Era una nieve muy poco democrática, que manchaba, que no se decidía entre ser hielo –del más ordinario– o agua. La temperatura de todo el ambiente bajó a lo inconcebible.
Allí conocí gente de hierro y gente de fuego. Todo sonrisas, mucha generosidad, tremendo sentido común. Y, lejos del cliché que endilga a los escandinavos cierta rigidez, lo que encontré fue cercanía, honestidad y calidez. La ciudad era gentil, a pesar de la inclemencia del tiempo.
Pronto, todo terminó entre mi compañera de entonces y yo. Recorrer las calles heladas tenía ya otro significado. Empecé a encontrarme, sin embargo, a mi mismo en esas calles. A saber de que era imposible ese nuevo mundo. Supe que la gran aventura era empezar a vislumbrar el regreso a los trópicos. A volver al embrujo incomparable de mi sol.
¿Qué hubiera sido de mi si, por las cosas propias del destino, me hubiera quedado en Copenhague? ¿Qué haría hoy? Son preguntas que me hago con frecuencia. Volví otra vez, hace varios años, de trabajo, por dos días. No tuve tiempo ni siquiera de recorrer esas calles nuevamente. Ya todo me resultaba lejano e impersonal. No vi a mis antiguos amigos. Tenía, es verdad, cierto temor a enclaustrarme en el pasado. Lo que no se me borró nunca de la cabeza fueron los ojos verdeazules que me cobijaron, y los cabellos de oro que me rodearon. Todavía mantenemos una bonita amistad a través de las redes sociales. En mi memoria, su hielo y su fuego permanecen.
Las canciones de hoy no tienen nada que ver con Copenhague. Es decir no son sobre esa ciudad. Son canciones que, simplemente, me hacen recordar esas calles, esas casas de muñecas, ese intenso verdeazul, cada vez que las escucho. No se porqué, pero creo que no importa.
Sting, I Burn for You
Rhye, Woman
Radiohead, (Nice Dream)
Fionna Apple, Never is a Promise
Esperanza Spalding / Janelle Monáe, Dorothy Dandrige Eyes
Sade, The Safest Place
The Rolling Stones, Wild Horses
David Byrne, This Must Be the Place
George Michael, I Remember You
Antony and the Johnsons, Swanlights
Cassandra Wilson, Love is Blindness
Tom Waits, Grapefriut Moon
Nina SImone, Mu Baby Just Cares for Me
The Cure, Boys Don’t Cry
Keith Richards, Eileen
Este programa se emite por Distrito FM, en la frecuencia 102,9 FM, en Quito, este Jueves 24 de Abril de 2014 de 12:30 a 14:00. Se puede escuchar via live streaming a esa hora, y luego del programa, su grabación esta albergada siempre en este mismo sitio web, así como todos los programas anteriores.