ESCUCHE AQUÍ: CAPÍTULO 19: SURCANDO LA GALAXIA
Este año tomamos la sabia decisión de no asistir a la “fiesta de las luces” en el centro de Quito. El año pasado –y los que fueron este año me dicen que fue igual– hubo mucho maltrato. Resistir multitudes de personas apiñadas en las estrechas calles del casco colonial, conviviendo con centenares de ventas callejeras y montañas de basura, empujándose unas a otras en pos de ver unos mappings proyectados en algunas iglesias patrimoniales, no es, pues, el plan perfecto para una brillante noche de verano. No hay que culpar, por supuesto, a esas miles de personas que fueron y que seguirán yendo, pues la oferta cultural para la familia quiteña es casi nula. A las autoridades de turno, en cambio, sí habría que preguntarles por la factura de semejante espectáculo del apretujamiento populista de esta especie de Disney del subdesarrollo.
En cambio, la noche de agosto proponía una cosa mil veces superior. Había que, simplemente, alzar la vista al cielo despejado e inmenso –mejor si uno concurría a un valle cercano o, aun mejor, a una montaña aledaña– y ver el asombroso espectáculo de la lluvia de estrellas que ocurre en esta época del año. Nosotros, acostados en el pasto rodeado por eucaliptos en La Merced, asistimos a este gran entretenimiento interestelar, allí, en el firmamento más próximo. Una lluvia de estrellas ocurrió las noches del viernes 11 y sábado 12 de agosto. La Tierra cruzaba, en estos momentos, por el mismo sitio que pasó el cometa Swift-Tuttle en 1992. Aquella bola de hielo y roca del tamaño de una gran ciudad dejó tras de sí una estela de polvo y enormes piedras que se convierten en estrellas fugaces cuando chocan contra la atmósfera terrestre. Este festival de estrellas , conocidas como Perseidas, recibe su nombre porque parece que surgen del lugar que ocupa en el cielo la constelación de Perseo. Más de 200 estrellas que caían del cielo fueron vistas.
Esto me dio la idea para el programa de hoy. Mirar al cielo y deslumbrarse, así como así, de la inmensidad del espacio. Recordar que en la tierra, las mujeres y los hombres que la habitan han formado una potente representación de ese espacio sideral, de esa lejanía donde habitan seres magníficos, esos planetas donde no hay pobreza ni machismo ni violencia doméstica ni violencia de ningún tipo. De ese “satélite del amor”, de ese “mercurio rojo” donde no hay frío ni calor. Donde no hay, valga la redundancia, el sometimiento al impúdico apretujamiento y sufrimiento.
En la música –como en todas las demás manifestaciones humanas– la representación del espacio equivale a la representación de lo desconocido. Por eso, las canciones que voy a presentar en este capítulo de este programa de radio han tenido que recurrir a la más prodigiosa imaginación. Pero para eso los seres que habitan este planeta son muy buenos. Para muestra, va esta brevísima selección de temas musicales que hablan de los cuerpos celestes y todo lo que les rodea.
- El anillo del Capitán Beto – Pedro Aznar
- Control – Toño Cepeda
- El espacio – Café Tacuba
- Dance of the Planets – Jim Tenor and Kabukabu
- Unidentified Flying Objects – Wayne Shorter Quartet
- Space Oddity – The Smashing Pumpins
- Starman – David Bowie
- Ziggy Stardust – David Bowie
- Blackstar – David Bowie
- Satellite of Love – Morrissey
- New Planet – Medeski, Martin & Wood
- Satellite – Nine Inch Nails
- Cosmic Girl – Jamiroquai
- The Great Gig in the Sky – Pink Floyd
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emitirá en vivo el lunes 14 de agosto de 2017, desde las 18:30 hasta las 20:00 (GMT-5). Aquí se puede escuchar el programa en vivo desde este sitio web. Aquí se puede escuchar el programa en cualquier momento después de su emisión viva, y todos los programas anteriores. Imagen: «Space Oddity», animación de Annlin Chao.