Escuche aquí «Capítulo 26: Soy ateo desde que hice la primera comunión»
Soy ateo desde el día en que hice la primera comunión. A los ocho años de edad, me di cuenta que me uní al ritual sacramental por miedo al bullying. Ya yo era buleado intensamente en el colegio. Por mi apellido (barrigón, panzón, hipopótamo, Ñoño –por eso de ser hijo del señor Barriga), por un incipiente mechón de canas que brotaban de mi frontal (viejo, abuelo, canoso barrigón), por ser hijo de padres divorciados (bastardo, raro, raro canoso barrigón). Así que no quería dar una oportunidad más a los bravos y valientes compañeros del colegio para que me digan “raro canoso barrigón ateo”.
Mis padres son personas muy inteligentes. Se dieron cuenta de lo que me pasaba, así que reforzaron el departamento del autoestima. Además de mimarme en todo, idolatrar mis malos dibujos y aplaudir mis malos pases en los partidos, me amaban profundamente. Así que el bullying pasó a ser una simple anécdota en mi infancia. Más importante era pensar quién era yo. Y que quería. Así que asumí mi condición de ateo con mucha naturalidad y, desde entonces, con cierta pasión.
Mucho después, en La Habana, Cuba, asistí a un ritual de santería. Fui testigo de la alucinante música que provenía de tambores antiguos, de invocaciones en Yoruba a las siete potencias. Vi la belleza de la entrega total, de unos hombres y unas mujeres, a una creencia. Yo tenía veintitantos y sólo ahí pude darme cuenta de la fuerza de la religión, y, sobre todo, de lo espiritual. Yo que venía de un hogar sin dioses, que me había enamorado de una judía que no practicaba ninguna religión. Yo que recién advertía que la gente cree en dioses porque lo necesita. El espectáculo Yoruba fue una experiencia mágica. Era una casita pequeña y de concreto, en Centro Habana, el barrio más densamente poblado de La Habana. En 56 metros cuadrados del pequeño departamento estaban 30 personas, todas extasiadas por la invocación de Orula. Un grupo de cinco rumberos estaban en la mitad de la habitación, todos tocando una rumba y un guaguancó poseído. Alrededor: claves, cencerro, algún güiro. Y gente que danzaba y coreaba la invocación. Curiosos del barrio miraban por las ventanas. Hacía 40 grados, el ron pasaba desenfrenado. Y los pañuelos rojos, las sayas alzándose. Gente entrando en éxtasis. Tal era el poder de Orula.
Luego, de inmediato leo la prensa y leo sobre los escándalos pornográficos de la religión católica, el terrorismo del Estado Islámico; leo los brochures que me envía desde Clearwater, Florida, la más aborrecible de las conductas humanas junto con el fascismo: la cienciología. Y pienso en cómo fue que lo espiritual se fue ido al carajo en manos de las religiones organizadas y los negocios disfrazados de religiones.
Así que en mi fantasía me quedo con la memoria de Centro Habana, o la de los espirituales negros en Luisiana, o la del hard core metal en el sur de Quito y cientos de otras relaciones entre el hombre y el Ser. Todas religiosamente practicadas. Un milagro del espíritu humano.
De modo que la música de hoy quizás no hable siempre de dioses, pero siempre habla de espiritualidad.
- Re Run – Kamasi Washington
- Pyrrhic Victory of Atunde Adjuah – Christian Scott
- Intimate Transitions – Maurice Brown
- Day to Day – The Robert Glasper Experiment
- One Love Karma – Moorcheeba
- Expedición al Klama Hama – Illya Kuryaki and The Valderramas
- Takes a Second – Omar Sosa
- Changó en Esmeraldas – Omar Sosa & NDR Big Band
- Eleanor Rigby – Ray Charles
- Glory – Bobby McFerrin & Esperanza Spalding
- You and your Friend – Dire Straits
- You Got the Silver – The Rolling Stones
Este capítulo de TAN LEJOS TAN CERCA se emitirá en vivo el miércoles 23 de agosto de 2017, desde las 18:30 hasta las 19:48 (GMT-5). Aquí se puede escuchar el programa en vivo desde este sitio web. Aquí se puede escuchar el programa en cualquier momento después de su emisión viva, y todos los programas anteriores. Foto: Compañía Tikadanza Africana Contemporánea.