Capítulo 124: La fractura del siglo

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Por la profesión que escogí cuando era muy joven –y que casi ya no la ejerzo– he tenido que ver muchísimas películas. Tantas, que durante un tiempo estuve completamente saturado de ver cine. Ir a un Festival como el de Cannes o el de Berlín, en algún momento, resultaba ya no un placer o una aventura, sino un rutinario ejercicio de ver decenas de películas por semana.

Pero de entre tantas películas, hay varias que me quedan en la memoria, que aunque haya pasado mucho tiempo desde que las vi, no dejan de estar allí. No dejan de dominar mi día a día. Una de ellas es «Shoah», el documental sobre el Holocausto hecho en 1985 por Claude Lanzmann, y un verdadero monumento gigantesco en contra del olvido

Desde los meses finales del año pasado, he venido viendo y analizando varias películas sobre el tema, pues la artista Sara Roitman y la gestora Mariana Andrade me han pedido que sea el curador de la muestra de cine “La fractura del siglo”, que cada año presenta películas sobre los temas concurrentes a la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto. La muestra, finalmente, se inaugura esta semana, y he escogido 15 películas que hablan fuertemente sobre la memoria, los éxodos, los totalitarismos y el exterminio. Una de ellas es, como no, Shoah.

Como digo en el texto curatorial que acompaña la muestra y que puede ser leído en su integridad aquí, la palabra Shoah, en hebreo, significa “catástrofe”. Es usada, sobre todo, al referirse a la persecución y aniquilación sistemática de los judíos europeos por parte del estado alemán nacionalsocialista y sus colaboradores. Este plan sistemático se desarrolló durante el período que media entre el ascenso al poder del nazismo en 1933, hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Durante este período, fueron asesinados no menos de 6 millones de judíos. Siendo un término tan fundamental, que reúne en sí mismo una serie extensa de acontecimientos históricos que desencadenaron uno de los grandes genocidios de la humanidad, ¿cómo representarlo cinematográficamente? ¿Cómo explicar de una manera didáctica y crucial el intento de exterminio del pueblo judío? ¿Es posible reducir dicho exterminio a imágenes y sonidos ensamblados en un filme?

Claude Lanzmann, fallecido hace pocos meses, se propuso obviar la palabra “reducción” e incluso la palabra “representación”. El imperativo ético del francés se traduce en un filme que no acude a ningún medio tradicional de reconstitución mediante imágenes y sonidos, basándose, entonces, principalmente en testimonios. De esta forma, y con un metraje que alcanza las nueve horas y media, Lanzmann nos introduce, al fin, a la minucia y al detalle de la aniquilación ocurrida en Chelmno, Treblinka, Auschwitz-Birkenau y en el gueto polaco. Allí, los sobrevivientes –y también los verdugos– dicen y cuentan. Y lo que dicen y cuentan es de tal magnitud, es de tal detalle, que las palabras se vuelven, en la mente del espectador, imágenes concretas y figurativas, como lo hacen las palabras escritas en las manos de un gran narrador, o las obras visuales de los grandes artistas plásticos. Son testimonios para que la memoria no ceda, para que sea imposible pasar la página. Son minutos y horas que ocurren delante nuestro para no ser olvidados. Shoah es un acceso testimonial e histórico desnudo, enorme y sustancial… pero nunca suficiente. La enormidad es demasiado grande y la hora demasiado tardía.

La muestra “La fractura del siglo” tiene otras 14 películas, que creo que complementan una visión contemporánea de los hechos de guerra que la humanidad, en estas últimas décadas, ha proferido. Son crónicas de la vergüenza. De la incapacidad de los hombres en aprender del pasado.

Sin embargo, no podemos explicar la experiencia humana, a lo largo de los tiempos, sin nuestra disposición y motivación a recordar. La memoria es, acaso, lo que tenemos para continuar con vida. Muchos se empeñan en que olvidemos. En que “pasemos la página”. En que, como si fuéramos autómatas, miremos en una sola dirección y caminemos en una sola ruta. Pero la memoria se impone, terca. Se posa frente a nosotros para que recordemos y para que el recuerdo mueva nuestras fuerzas y nuestras luchas.

En el programa de hoy voy a presentar música que constituye una especie de banda sonora –incompleta, subjetiva– de la guerra, de la violencia y de la memoria. Voy a presentar también una conversación que tuve hace poco con Sara Roitman, la creadora de “La fractura del siglo”, donde hemos hablado sobre las motivaciones de esta muestra de cine.

Esta es la música de hoy:

  • Brothers in Arms – Mark Knopfler
  • By This River – Brian Eno
  • Army of Me – Bjork
  • Drone Bomb Me – Anohni
  • Here Comes the Flood – Peter Gabriel
  • La Fenice (Part III) – Keith Jarrett
  • Edelerzi – Goran Bregovic
  • Soof – Avishai Cohen
  • Tres Hermanicas – Avishai Cohen
  • Ani Aff – Avishai Cohen
  • Aion Basela – Avishai Cohen
  • Chutpan – Avishain Cohen Trio
  • Leolam – Avishai Cohen
  • Mumuki – Yo-Yo Ma
  • The Final Cut – Pink Floyd
  • Nobody Home – Pink Floyd
  • No bombardeen Buenos Aires – Charly García
  • Ausencia – David Byrne

Este capítulo de Tan lejos tan cerca se emite desde Radio Pichincha Universal, 95.3 FM en Quito, el sábado 19 de enero de 2019, de 10 a 12 del día.

En este sitio web se puede escuchar, a partir de ese momento, siempre.

Imagen: fotograma de “Shoah» de Claude Lanzmann.