Capítulo 126: El alma robada

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IMG_1189El fotógrafo se acerca parsimoniosamente a la vieja cámara. Él ha improvisado un minúsculo estudio cerca de la ventana. Me siento frente a la cámara. El lente, me cuenta el fotógrafo, tiene más de 100 años. La caja que lo soporta no menos de 40. Es de aquellas cámaras que en la infancia uno veía en los fotógrafos de parque. El fotógrafo ha puesto, cuidadosamente, un anaco bordado para cubrir la caja. Cuando está listo, destapa el lente, y por 4 segundos el papel que está dentro de la caja se impregna de luz. Durante esos 4 segundos el fotógrafo me dice: “te estoy robando el alma”. Allí mismo, dentro de la caja, el fotógrafo revela y fija el negativo que luego, cuando está seco, lo coloca en un dispositivo que ha fabricado delante del lente. Le toma una foto al negativo. Negativo más negativo, positivo.

Él es Jorge Vinueza, uno de los grandes fotógrafos ecuatorianos. Él es veterano en las lides de la fotografía: fue cronista gráfico, viajó por el mundo haciendo fotos muy diferentes unas de otras, ha hecho foto documental y ahora es el director de fotografía de la excelente revista Ñan. Vamos a su escritorio, donde me muestra decenas de negativos de otros que, como yo, han comparecido frente a su cámara. Otros dueños de almas robadas.

Cada foto es diferente, naturalmente, y cada foto descubre cosas que normalmente los retratos no revelan. No solamente es la tecnología añeja, que les da un look de otra época, hay algo más, quizás inexplicable en estas fotos: quizás es ese “alma robada” que se escapa en esos 4 o 5 segundos –eternos–, quizás es el carisma del fotógrafo que cuenta con emoción la necesidad de tomar conciencia de que lo instantáneo, en realidad no es tal; de que capturar el momento es en realidad un proceso que toma 4 segundos, o quizás toda una vida.

A mi me ha parecido que Jorge Vinueza es un gran rebelde de la imagen. En estos tiempos del Instagram donde todos son guapos, donde todas las fotos son perfectas, los retratos de Vinueza son todo lo contrario: prefieren lo profundo sobre lo superficial, el fondo sobre la forma, los sustancial sobre lo olvidable. Son procesos y no instantes. Es como, por ejemplo, ver una película llena de testimonios de nueve horas y media de duración en estos tiempos donde se dice todo en 140 caracteres.

Salgo del estudio de Vinueza feliz con mi retrato, pero sobre todo con muchas preguntas. Ninguna tiene que ver con la fotografía. Todas tienen que ver sobre el paso del tiempo, y de ese tiempo que es espiral: de todas formas, las fotos de Vinueza son capturadas con un aparato de hace 100 años, pero las fotos son completamente contemporáneas. Trato de imaginarme a mi abuelo, retratando su foto cerca al Chimborazo, o a mi padre, enamorado de las cámaras de todo tipo, y veo a mi propio hijo que va por ahí con su cámara, sus lentes, sus experimentos y ejercicios. De eso estamos hechos acá, de imágenes.

Quizás por eso la música de hoy es tan dispersa. Habla de imágenes, pero también de sentimientos. Esta es la banda sonora que me ha acompañado –de forma muy aleatoria– mientras he pensando el vigoroso y profundo trabajo de Jorge Vinueza.

  • Sombras en los álamos / Alma de diamante – Luis Spinetta
  • Tonta luz – Luis Spinetta
  • No hay tiempo – Pedro Aznar
  • Perdeu – Caetano Veloso
  • Photographic – Depeche Mode
  • What Kind of Love is This? – Chris Rea
  • Avalon – Brian Ferry
  • In My Secret Life – Leonard Cohen
  • Pictures of You – The Cure
  • The Impaler – Jeff «Tain» Watts
  • (Still) A Glimmer of Hope – David Kikoski
  • Number One – Manu Katché
  • Luz en el cielo – Omar Sosa & The NDR BigBand

Este capítulo de Tan lejos tan cerca se emite desde Radio Pichincha Universal, 95.3 FM en Quito, el sábado 2 de febrero de 2019, de 10 a 12 del día.

En este sitio web se puede escuchar, a partir de ese momento, siempre.

Fotos: Jorge Vinueza