Capítulo 128: Rodeados de cine

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Cine y audiovisual

He vivido de cerca una gran experiencia durante las últimas semanas junto con la gente del cine y el audiovisual ecuatoriano: nos hemos activado de una forma nunca antes registrada dentro de la actividad, para pelear con uñas y dientes contra los poderes políticos para defender los derechos de los trabajadores.

El jueves pasado, en la Asamblea Nacional, la historia del cine y el audiovisual ecuatoriano vivió una página de gloria. El pleno decidió, por 109 votos contra 2, rechazar el veto del Presidente de la República a dos artículos de la Ley de Comunicación que han sido beneficiosos para el sector del cine y el audiovisual y de la comunicación comunitaria de los pueblos y nacionalidades del Ecuador. En el camino hemos recibido gran incomprensión, en un principio, por parte de varios sectores que no han entendido que el desarrollo del cine y el audiovisual no es solo importante por la cantidad de empleos (que genera muchos), o por su aporte al producto interno bruto (el 70 por ciento del PIB cultural), sino también, sino sobre todo por el poder simbólico que representa. Hemos querido decir, también, que la actividad es una fuente permanente de identidad y autoestima de los pueblos. Explicar eso a varios funcionarios estatales, asambleístas y periodistas –muchos de ellos bien despistados sobre esta realidad– ha sido un trabajo monumental, que no olvidaré nunca.

Desde mi primera infancia he vivido rodeado del cine y el audiovisual. Mi padre –que producía televisión en los setentas– varias veces me puso frente a las cámaras. A los 15 años empecé a trabajar realmente: hice un programa televisivo de música rock. Han pasado más de 30 años y me ha tocado de todo: desde cargar cables hasta dirigir películas, pasando por exhibirlas y distribuirlas. He visto en el camino que el trabajo siempre ha sido cuesta arriba –como la mayoría de actividades productivas en el Ecuador. Ahora, hemos emprendido este activismo, sobre todo, para defender los derechos, no de los publicistas ni de los dueños de las productoras, sino de los asistentes que arman la grua, de los carpinteros que construyen los decorados, de los fotógrafos se imaginan la luz, de los cocineros de los alimentos de «craft service», de la foquista que enfoca eso que vemos: más de diez mil personas que se levantan temprano y se acuestan tarde para hacer producciones.

Aquí se hace de todo, y desde hace mucho: desde películas de festival hasta videoarte experimental. Muchos documentales (para el próximo EDOC han solicitado su admisión nada menos que 56), largos de ficción (muchos en co-producción con otros países), cortos de estudiantes (cientos al año), y en el largo etcétera está también la industria del audiovisual web, que es vasta. También se hace producción publicitaria.  Hemos visto a nuestra actividad como un ecosistema –bastante frágil por la falta de competitividad– en que si se afecta a una parte, se afecta al total. El ya célebre artículo 98, que protege a la producción publicitaria, había servido para varias cosas en la década pasada, incluyendo grandes negocios de familiares de funcionarios estatales. Pero también había servido para que miles de técnicos y trabajadores del cine y el audiovisual tengan un trabajo relativamente permanente. Había servido para, incluso, exportar producción al exterior. Había dejado millones de dólares en el herario nacional vía impuestos (cosa que antes el enlatado no generaba). Y había, sobre todo, hecho un poco más sustentables a las producciones de otros tipos, las películas y los documentales y tutto quianti, porque el parque tecnológico estaba más o menos al día y era accesible y la gente muy motivada. Así que allá fuimos cuando el Ejecutivo vetó el artículo con su derogatoria.

Algunos, muy pocos, a pesar de la claridad y calidad de nuestros argumentos, se han dejado llevar por esas pequeñas y tan perceptibles trampitas del ultra liberalismo: ven números allí donde hay gente. Y lo peor es que los números que ven son los equivocados. Otros enfurecidos por el odio –en muchos casos justificado, pero odio al fin– a los políticos que gobernaron recientemente al Ecuador, con un montón de mala fe, han creído que activismo ha sido movido por intereses políticos. Muy falso aquello, y allá cada cual con sus propios traumas y sus muy limitadas capacidades. Lo que yo he visto es que la titánica tarea que 10 gremios del cine y el audiovisual –entre otras la Asociación de Directores y Guionistas del Cine Independiente del Ecuador– han emprendido, ha servido no solo para poner la tema en la discusión nacional, sino para pelear políticamente en los niveles más altos y para emitir criterios jurídicos y técnicos absolutamente comprobables, completos y progresivos. La organización interna y la participación del sector han funcionado como un reloj –al fin y al cabo estos son trabajadores altamente calificados para ser extremadamente eficientes en cada una de sus especializaciones. La movilización, como se pudo ver el jueves, dio frutos. «Lero, Lero» les dijo Alicia María a los libertarios y liberales, todos ultras.

Este activismo recién empieza. Lo logrado por el cine y el audiovisual debe ahora refrendarse en todo el sector de las industrias culturales, en estado de postración en la actualidad. El debate está en la mesa, y hemos logrado que la discusión ya no empiece desde cero. El audiovisual está en emergencia. Las industrias culturales en emergencia. Ese es el siguiente paso.

Pero ese será otro programa.

En este programa de radio, he querido reunir, sin que le importe lo que les he contado hoy, alguna música de películas. Las he puesto en un excelente orden. Para uno de los segmentos, he escogido algunos temas musicales para películas escritas por uno de mis compositores favoritos, el norteamericano John Zorn.

La música de este programa es esta:

  • Painters- Joe Hisaishi / del film “Hana Bi” de Takeshi Kitano
  • Un día de noviembre – Leo Brouwer / del film “Un día de noviembre” de Humberto Solás
  • Bolero – Zbigniew Preisner / del film «Rouge» de Kzysztof Kieślowski
  • With This Love / A Different Drum — Peter Gabriel / del film «The Last Temptation of Christ» de Martin Scorsese
  • John Zorn Film Medley (Arab and Jew, del film “Protocols of Zion” / New Currents del film “City of Slaughter” / Fyodor and Annabel del film “The Nobel Prizewinner” / El General del film “El General” / Batman / Har-arob)
  • L’assedio (Ostinato) – Alesio Blad / del film «L’assedio» de Bernardo Bertolucci
  • Lascia ch’io pianga – Haendel / del film «Farinelli, il Castrato
  • Adagio – Samuel Barber (Kronos Quartet) / del film «Platoon» de Oliver Stone
  • Pathetique – Hiromi feat. Anthony Jackson & Simon Philips.
  • This Time Tomorrow – The Kinks / del film «The Darjeeling Limited» de Wes Anderson
  • These Days – Nico / del film «The Royal Tenembaums» de Wes Anderson
  • Stroll On – The Yardbirds / del film «Blow-Up» de Michelangelo Antonioni
  • Be My Baby – The Ronettes / del film «Mean Streats» de Martin Scorsese
  • Esperando na janela – Gilberto Gil / del film «Eu tu elles» de Andrucha Waddington
  • Abiertamente – Juan Carlos González / del film «Sin otoño, sin primavera» de Iván Mora Manzano

Este capítulo de Tan lejos tan cerca se emite desde Radio Pichincha Universal, 95.3 FM en Quito, el sábado 16 de febrero de 2019, de 10 a 12 del día.

En este sitio web se puede escuchar, a partir de ese momento, siempre.