En tiempos de crisis sanitaria, cuarentena, aislamiento obligatorio o, simplemente, encierro, voy a ofrecer algunos programas antiguos. El de hoy es un programa que realicé en 2012, tres días antes de la muerte de mi padre. Él ya estaba en su lecho de muerte, afectado de un cáncer terminal y aun en su precariedad, pudo escuchar este programa, lo cual fue muy intenso para mi en esos días.
Hoy mi padre cumpliría 73 años. Murió hace 8, y todavía es muy recordado por muchas personas. Polo Barriga fue un hombre muy famoso, sobre todo, en los años setentas y ochentas (lo cual me causó siempre grandes conflictos en mi infancia) e influenció mucho el mundo periodístico y de la televisión. Fue un hombre de intensos conflictos internos, de grandes inconstancias y decisiones de cuestionada validez, como todos los hombres y mujeres del universo. Pero, al contrario de la mayoría de hombres y mujeres, era un hombre de una generosidad excepcional, que invertía sus ingentes ingresos en hacer que sus amigos, novias, empleados, vecinos e hijos estén felices. Su norte era la pachanga, la comida, el vino y son legendarias sus fiestas en su modesta vivienda de La Merced.
En el octavo año de su muerte, este programa que lo repriso hoy va para Polo Barriga.
Escuche aquí: CANCIONES QUE MI PADRE ME ENSEÑÓ (originalmente emitido el 18 de mayo de 2012)
Aunque no puedo decir que mi padre es un melómano, por una u otra razón, siempre estuvo relacionado con la música. Su trabajo como productor y director de televisión y, durante algunos años mientras yo era niño, periodista cultural, hizo que en nuestra mesa de casa estén algunas altas figuras de la música. Recuerdo haber conocido a Mercedes Sosa, corpulenta toda ella, en la mesa de comedor de casa. O a Pablo Milanés, antipático todo él, en la oficina de mi padre, antes o después de alguna entrevista.
Por las connotaciones políticas en que mi padre se desenvolvió –en una década de los setentas politizada al máximo– recuerdo la música –los discos de acetato– en su estudio. Eran muchos de músicas clásicas, a los cuales yo no prestaba demasiada atención, y mucha música latinoamericana y latinoamericanista de aquella que algunos llaman “de protesta”.
Mi padre ha gustado del Tango ya en sus años de otoño, y también el Bolero, y no deja de contarme sus aficiones con el Rock cuando era todavía un adolescente. A sus 18 años, Polo Barriga conducía en Radio Quito las “Olimpiadas Musicales Juveniles”, según los historiadores de la radio ecuatoriana, el programa más popular de los que había por esos tiempos. Durante su trabajo profesional en Canal 8 produjo “Vamos a la Peña”, y tenía la fama de ser el mejor director de cámaras para programas musicales del país. Como vemos, su relación con la música no ha sido poca.
Este día, este programa, está dedicado a un proceso personalismo en mí: revivir, a mi manera, las músicas que mi padre me enseñó. Recordar esos vinilos, ya perdidos en el proverbial desorden de nuestra casa, ese viejo equipo de música recién llegado “del imperio” como dice él. Y con ese recuerdo, decirle gracias por el tiempo pasado y el tiempo presente.
Estas son algunas de las canciones que mi padre me enseño:
- Victor Jara, Canción de cuna para un niño vago
- Astor Piazzolla, Mumuki
- Dino Saluzzi, Coral para mi pequeño y lejano pueblo
- Bebo Valdés y El Cigala, Eu Sei que Vou te Amar
- Chucho Valdés, Omara Portuodo con Wynton Marsalis, Esta tarde vi llover
- Noro Morales, Perfume de Gardenias
- Chuchito Valdés, Obsesión
- Cheo Feliciano, Un solo beso
- Paquito D’Rivera, Alfonsina y el mar
- Marcelo Ortiz, Lamparilla
- Promesas temporales, Ñucanchic apachita
- Jan Garbarek, Hasta Siempre
- Irakere, Leo Brouwer guitarra, Concierto de Aranjuez
- Inti Illimani, Ella
- Pablo Milanés, Mariposa
- Mercedes Sosa, Volver a los 17